Hoy mi profe de vías ferratas, Ricardo, me lleva a la Croqueta de Obarra.
Grado de dificultad K4, difícil, ¡y doy fe de ello!
¡A por mi segunda ferrata!
Grado de dificultad K4, difícil, ¡y doy fe de ello!
¡A por mi segunda ferrata!
Noto que me cuesta tragar saliva pero en estos casos hay que tener
confianza, concentración y coraje. Bueno ..., o algo así.
¡En plan fino, impresiona!
Empezamos
A pie de carretera
Creo que hoy creceré
La carretera toma otra dimensión
Muy bien equipada y un cable de vida nuevecito.
Hay que coger experiencia y un poco de soltura para las alturas.
Todavía tengo fuerzas para hacer fotos.
En una de las terrazas. Todo bien.
Monasterio de Obarra.
Ahora sin contemplaciones
Se aprecia bien el anclaje a la línea de vida,
mientras utilizo la roca para progresar.
Con la mayor concentración posible
Primer puente tibetano
Flanqueos, extraplomos y algún que otro tramo de roca.
Tras pasar una arista hay que descender un poco
Segundo puente tibetano
Perspectiva de los dos puentes y de la arista
Como tengo poca técnica la sustituyo por fuerza.
El esfuerzo pasa factura, mi brazo izquierdo se agota y me atranco.
Ricardo me asegura con la cuerda que lleva y da un tironcito para superar el paso.
Recuperado, y asegurado, continuamos por larguísima ferrata.
La carretera sigue haciéndose más y más pequeña.
Tercer y último puente tibetano, pero esta vez es sólo una sirga.
¡Paso casi sin respirar para que no oscile!
¡Los buitres vuelan por debajo!
Aunque parezca increíble, esto se acaba.
¡Los buitres se han quedado sin desayuno!
¡Y, Ricardo, como si nada, recoge la cuerda!
Vista del monasterio desde la cima de la aguja
La bajada es por el collado de la izquierda, GR 18 hacia Ballábriga.
A la derecha se ve el primer puente tibetano.
¡Elocuente imagen que vale más que mil palabras!
Nivel de dificultad K4